Aunque perteneciente al movimiento surrealista, en la pintura de Magritte podemos encontrar elementos característicos que resaltan su singularidad: su forma de pintar también se denomina "ilusionismo pictórico" ya que representa una realidad clásica, ordinaria y bidimensional, jugando más con el concepto que con la en la pintura Transforma lo real en surrealista, dejando mucho espacio para la imaginación del espectador. Durante los infelices años posteriores a la guerra experimentó con otras técnicas pictóricas "a la manera de Renoir", un estilo que destila ligereza, dejando de lado la paranoia y los cuestionamientos de años anteriores: la paleta se enriquece así en colores vivos y vivos, abandonando la oscuridad. Este período, sin embargo, fue solo un medio, dejando así espacio en 1947 para su período "vache" (vaca) en el que de manera satírica e irónica reelabora el pensamiento y las representaciones de los fauves franceses con una actitud crítica. Los dos períodos experimentales no duraron mucho y poco después Magritte volvió a pintar de la forma habitual.