(El hada revolotea rápidamente entre las grietas del suelo seco, llevando consigo algunos de los frutos que había guardado. Con cuidado, los mezcla con las hojas secas recogidas por la flor, triturándolos juntos en una pasta rojiza. La flor, con suavidad, extiende la mezcla sobre las grietas más profundas del suelo. Al cabo de unos instantes, un leve resplandor comienza a emanar de la tierra. Las grietas empiezan a cerrarse lentamente, y un verde tenue asoma entre los árboles marchitos. Las raíces cercanas parecen absorber la nueva energía, y los primeros brotes frescos comienzan a aparecer. El terreno comienza a dar señales de vida renovada.)